¿DÓNDE ESTÁN TODOS?
“Si el universo está lleno de vida, ¿dónde están todos?”
(Paradoja de Fermi)
El hallazgo de vida en cualquier otro lugar del universo implicaría un fuerte replanteamiento de creencias y teorías no solo a nivel científico, sino también, en otras áreas como la religión, la filosofía y, en general, un cambio en la manera en que interpretamos el universo. Detectar vida en el universo nos ofrecería una visión diferente de nuestros propios orígenes como seres vivos en este planeta o incluso una visión aún más profunda sobre el destino de los seres vivos acá en la Tierra. Algunos estudios han mostrado que Marte, el Planeta Rojo, no siempre ha tenido una atmósfera tenue como la que tiene ahora. Estos estudios nos dicen que en algún momento de su historia, la atmósfera marciana debió ser bastante similar a la atmósfera terrestre y que en su superficie es posible que haya abundado el agua liquida, dando así el origen a los canales y acantilados que nos muestran las imágenes de algunos de los rovers que han fotografiado la superficie de este planeta. Pero si las condiciones en Marte estaban dadas para que allí abundara la vida, ¿a dónde se fue? ¿Hay otros planetas allá afuera que puedan hospedar a seres vivos?.
A mediados de los años 90 se confirmó el primer exoplaneta, 51 Pegasi b. Desde entonces se ha intensificado la exploración de nuevos planetas. Hasta el 20 de Agosto de 2022 se han confirmado exactamente 5071 exoplanetas y restan por confirmar otros 8870 exoplanetas más de acuerdo a las observaciones hechas con diferentes telescopios tanto espaciales como terrestres. Con el transcurso de los años la tecnología para observar el cielo ha ido progresando a niveles impensados. Cuál sería el asombro de Galileo Galilei al descubrir que Júpiter era orbitado por 4 satélites naturales tal como a nuestro planeta lo órbita la Luna; ¿cuál sería su asombro si él, Galileo, pudiera observar el cielo por uno de estos telescopios ubicados en algún gran observatorio moderno? El Telescopio Espacial Kepler ha sido sin lugar a dudas uno de los instrumentos que más ha contribuido en la detección de planetas fuera de nuestro sistema solar. En sus poco más de 9 años de servicio, el Kepler detectó cerca de 2600 exoplanetas, pero hay que tener presente que el campo donde este se enfocó es un área muy pequeña del cielo comparada con su inmensidad. Este telescopio observó alrededor de medio millón de estrellas; si tenemos en cuenta que solo en la Vía Láctea existen cien mil millones de estrellas aproximadamente, el espacio inexplorado es casi inimaginable y sorprendente. Más de 5071 exoplanetas confirmados es un número relativamente grande y todavía no hay ninguna señal clara e irrefutable de la existencia de vida en el universo fuera del planeta Tierra. Pero, si fuéramos a encontrar vida en un exoplaneta, ¿cómo la detectaríamos?. Si hay un lugar en un planeta que revele la composición de este y los cambios que ha tenido es su atmósfera. La atmósfera terrestre por ejemplo, dice mucho sobre la evolución de la vida y la tecnología en ella; los gases presentes en nuestra atmósfera revelan lo que un conjunto de especies puede hacer a lo largo de la historia. El Telescopio Espacial James Webb tiene como objetivo estudiar las atmósferas de varios exoplanetas y detectar algún indicio de la presencia de partículas que hayan sido generadas por la evolución de seres orgánicos, es decir, de seres vivos. Al fin y al cabo, el desarrollo de la vida implica dejar una huella que pueda ser rastreada y aunque hemos enfocado gran parte de nuestra tecnología y recursos disponibles a encontrar vida extraterrestre, también existe una necesidad de ser encontrados por otros seres.
Las sondas Voyager, que viajan por el espacio, llevan consigo un mensaje donde está inscrita nuestra ubicación en el universo y algunas características propias de los seres humanos. El radio telescopio de Arecibo también transmitió en el año de 1974 un mensaje con destino al cúmulo globular M13 ubicado a 25000 años luz de la Tierra. Este mensaje codificado en bits ofrece información sobre nuestro sistema solar, el ADN humano, una figura del ser humano y hasta información sobre el mismo radiotelescopio que ya no presta más sus servicios. Pensemos en algo: este mensaje llegaría a su destinatario en el año 22974 y si para ese entonces es recibido por una civilización con la tecnología necesaria para captarlo, descifrarlo y responderlo, le tardaría otros 21000 años en llegar nuevamente a su emisor inicial y para ese entonces ninguno de nosotros estará vivo y quizá la humanidad yazca extinta. Necesitaríamos entonces objetivos más cercanos o que nuestra tecnología encuentre un camino más eficiente para establecer esta comunicación.
Por otro lado, debemos preguntarnos sobre la posibilidad que no exista ningún interés de contacto proveniente de otras civilizaciones, quizá la pregunta por el origen de la vida en el universo sea algo exclusivo de la especie humana. Si bien tenemos la idea de ser los únicos con capacidad de preguntarse por los orígenes de la vida, debemos recordar que a lo largo de la historia de la ciencia muchos pensamientos tuvieron que ser replanteados con base en la cantidad de evidencia encontrada con cada avance científico. Por ejemplo, no hace mucho tiempo se consideraba a la Tierra como centro del universo y hoy en día estamos cuestionando que sea el único planeta donde haya crecido la vida. Pero, para contactar o ser contactados por otras civilizaciones extraterrestres requeriríamos, aparte de una sincronización tecnológica, una sincronización en el pensamiento y en la evolución. Estoy seguro que los neanderthales no se inquietaban por la existencia de otros seres fuera del lugar que habitaban. Si existen civilizaciones a las cuales no les interesa explorar el universo en búsqueda de más lugares con vida podríamos responder a nuestra pregunta inicial que todos están en algún lugar sin esperar a ser contactados o contactar, como dos personas que no esperan encontrar el amor de sus vidas y simplemente no lo buscan.
No obstante existe la posibilidad de que sí abunde la vida en el universo y también el interés de otras civilizaciones por contactar a otros. Es posible que el universo esté lleno de señales esperando ser descifradas, así como las señales enviadas por los humanos desde el radiotelescopio de Arecibo, pero aún no sabemos como detectarlas. Como lo mencioné anteriormente, solo hasta mediados de los años 90, exactamente en 1995, fue confirmado el primer exoplaneta. Este primer exoplaneta fue descubierto a través del método de velocidad radial, el cual básicamente consiste en detectar perturbaciones en las ondas provenientes de la estrella observada. Estas perturbaciones son producidas por la presencia de uno o varios cuerpos orbitando gravitacionalmente dicha estrella. El punto es que mucho antes de 1995 se observaban ya muchas estrellas que hoy día sabemos cuentan con sistemas planetarios, es decir, las condiciones estaban presentes y solo faltaba aplicar correctamente la teoría a las observaciones realizadas.
Otro ejemplo de esto es que en el año de 1999, el profesor de las universidades de Toronto y de Harvard David Charbonneau detecto por primer vez un exoplaneta por el método de tránsito, que consiste en observar y medir por varias horas la luz proveniente de una estrella para determinar los cambios en la cantidad de la luz proveniente de la estrella y básicamente buscar un objeto que eclipse la luz proveniente de la fuente observada. Por el método de transito planetario incluso astrónomos aficionados han descubierto exoplanetas, como el caso de el exoplaneta KPS-1b, descubierto usando únicamente tecnología a la cual un astrónomo aficionado puede acceder. En este último caso las limitantes tecnológicas no jugaron un papel determinante para detectar un exoplaneta y quizá tampoco lo sean para identificar señales provenientes de otro lugar en el universo.
En conclusión, dado el abrumador tamaño del cosmos y las dificultades que implica contactar otras civilizaciones hace que, así el universo este lleno de vida, nosotros, los seres humanos, junto con las demás hipotéticas civilizaciones, estemos solos y quizá nunca lleguemos a encontrarnos. Aunque solo bastaría un toque de azar para que todas las piezas encajen y se de inicio así a una nueva revolución en la historia de la humanidad.
Johnny Agudelo
Y si la vida que buscamos no esta ligada a la inteligencia que puede existir allí afuera?
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